viernes, 24 de febrero de 2012

Soltarse al mundo... Cuerpos de Mujer.

Siempre he dicho que ser yo es difícil, nunca me habría imaginado que un capítulo de mi vida sería compartir 3 años con otra mujer, enamorarme, aprender, crecer, vivir un mundo lésbico. Bienvenida a una parte dificil, el que dirán, nuevas normas, reglas, actitudes y no me refiero específicamente por el hecho de tener una pareja mujer, me refiero a conocer a una mujer como pareja, a verme reflejada en otra y darme cuenta como podemos ser las mujeres.

Mi primera vez con una mujer fue llena de nervios, dudas, preguntas, internet...finalmente lo eché a la suerte, no hay mejor remedio que dejar que tu cuerpo se deje llevar, soltarse, relajarse, olvidarse de todo y solo pensar que en el mundo están solo las dos, dos cuerpos de mujer deseándose el uno al otro. Funcionó...

Luego vino el convivir, dos mujeres separando las tareas del hogar, divertido al principio, muy practico, un hogar inmaculado, nunca faltó comida, ropa limpia, orden; obviamente la mayor parte era ella quien guiaba ese camino, cuando generalmente yo estaba acostumbrada a que sea al reves, venía de la típica relación heterosexual, si, aunque nunca negué mi orientación, el amor no había recaído en una mujer.
Fue así como me vi, aquello de los roles y papeles que las mujeres lesbianas adoptamos no eran muy definidos en nuestra relación, pero siempre se notaba mi pasividad respecto a las tareas del hogar. Me vi reflejada en las discusiones, como generalmente las mujeres podemos guardar las cosas y explotar, como podemos recordar discusiones anteriores y traerlas al presente. Me di cuenta que podía tomar el papel de activa o pasiva en la cama, a más de aprender que el sexo con una mujer es increiblemente fantástico, explorar nuevas formas, abrir tu mente para disfrutar y compartir de aquello que nos fue dado: placer, orgasmos.

Las mujeres como pareja podemos llegar a ser intensas, lo cual no es malo si sabemos manejar nuestras actitudes, si sabemos a quien le damos ese cariño. Casi enloquecía cuando no podía estar con ella, hablábamos a diario, viajaba a verla cada fin de semana, y durante el primer año no hubo momento para dejar de hacer poesía, dibujos o cualquier presente...el amor te lleva a olvidarte de ti, a ser feliz haciendo feliz a la otra persona. Ya para el segundo año aunque menos intensa, me había vuelto dependiente, las decisiones de vida personal se compartían, me parecía como un matrimonio, todo era juntas, las mujeres tenemos esa capacidad de entregarnos, muchas veces sin pensarlo, lanzarnos al abismo cuando creemos que aquella persona es "la indicada"
Puedo confesar, simplemente me deje llevar, aunque no compartíamos ciertos valores, aunque las peleas se hicieron frecuentes, aunque empezamos a faltarnos el respeto, me deje llevar. Así podemos ser, ciegas por "el amor"

Probablemente muchas de ustedes ya se sentirán identificadas con esta historia y probablemente a muchas les paso que esa historia casi idílica se convirtió en un infierno, donde salimos quemadas y quizás sintiéndonos perdedoras. Aprendí que las mujeres podemos ser crueles con o sin intenciones, que el papel de digna choca cuando son dos mujeres, que el ser determinadas se acaba cuando todavía tienes esperanzas. Ocho meses entre conquistas, regresos, peleas, traiciones; ocho meses que ambas creamos un infierno y lo compartimos como si de eso dependiera nuestra supuesta felicidad, exacto! parecía que éramos buenas para no separarnos pero seguir haciéndonos daño.
Finalmente, después de todo lo bueno y malo de 3 años con una mujer, como les dije, aprendí a conocer más esa parte femenina y masculina que todos cargamos, aprendí a definir lo que quiero y lo que no quiero y aprendí que tener como pareja a otra mujer puede funcionar; cada relación terminada es una oportunidad de crecer, tener experiencia y valorarte. El amor puede tener cualquier forma, no importa si es hombre, mujer, la familia, mascotas, etc; veamos en que Ser recaerá la siguiente vez mi Amor.

Diana Chavez,
Carpintersex.

miércoles, 15 de febrero de 2012

Estereotipos en la ciudad…

Aquella tarde acompañadx de una amiga que vio exactamente lo mismo que yo, me di cuenta que las realidades de nuestra cotidianidad todavía pueden sorprendernos, que mantenemos ciertos estereotipos, que aprendemos constantemente, que todas aquellas imágenes que desde nuestros inicios a manera de publicidad “Sana” terminan por formarnos una idea, me acuerdo de la película “Inception” o “El Origen” en español, que termina por meternos una idea desde lo más profundo de nuestra psiquis, que solo puede ser vista cuando alguien nos fractura aquella estructura que en nuestra vida se va formando con nuestro aprendizaje diario, darnos cuenta que la mayoría (si no es en totalidad) de ideas que tenemos es producto de, el pensamiento de toda la humanidad, que no tenemos ideas originales y que nos pensamos según otras personas se han pensado antes. Solo imaginen esta escena, una mujer con los brazos cruzados sobre su bolso, sus ojos no parpadeaban, un sujeto, con gorra mal encarado y bajo de estatura se le acercaba de frente, con una mirada amenazadora, mientras más cerca, aquella mujer mostraba un rostro de espanto, la cercanía llego a 50 centímetros y hubo una pausa, inclusive con mi amiga nos quedamos un momento en pausa para saber cómo reaccionábamos, de pronto el sujeto avanzó hasta que sus cuerpos se juntaron y se fundieron en un beso… Continuamos la caminata en un silencio reflexivo, luego mi amiga rompió el mismo mencionando la frase “A ver esos estereotipos”- y yo continué-, no me vengas a decir que no pensaste lo mismo que yo, estaba dicho, por más que se trata de romper los estereotipos que están desde hace mucho en la cabeza, se termina por caer tarde o temprano en alguno… Claro que es una tarea difícil, desaprender es un proceso lento y vergonsozo, pero como dicen no imposible, así que poco a poco seguiré eliminando de mí, alguno que quede por ahí escondido…

Jorge Santana,
Carpintersex.

martes, 7 de febrero de 2012

Lo que el cuerpo pide…

En estos días y gracias a una epidemia que circula en la ciudad llamada gripe, terminé congestionadx y con aquellas ganas de toser constantemente. En uno de los viajes internos que se realiza día a día en el transporte urbano, me senté en la parte posterior del colectivo, bus o ruta (Como se pueda decir), para disfrutar todo el panorama tanto de las personas que suben, como las que van quedando en cada parada. De repente, una comezón en plena garganta que inicio el leve cof, cof, luego el tono del mismo se fue incrementando COF, COF, COF a tal punto que retumbaba el sonido en las ventanas de aquel automotor, no podía parar, como si el cuerpo necesitara desechar fluidos innecesarios en ese momento (Si lo sé, se puede leer asqueroso). Logre mirar entre espasmos y convulsiones, que toda la gente había girado su cabeza al estilo el exorcista, sus rostros expresaban una molestia, pero no era por el hecho de poder extender la epidemia a otros cuerpos, fue más por el sonido que emitió mi diafragma al exterior, el cuerpo en ese momento me pidió hacerlo y como puedo decirle que no, si es mi cuerpo, soy yo… En fin, aquel evento me mostró otras similitudes que ocurren, no en el colectivo, bus o ruta, más bien en otros ámbitos, tal vez un poco más privados, en donde por evitar aquellas miradas de molestia o por no preocupar a la gente que te rodea, terminas por negarte muchas veces a aquello que el cuerpo pide. Vivimos rodeadxs de reglas y normas que te dicen como debes comportarte, qué te debe gustar, en qué debes creer, cómo debes vestirte y qué no hacer. Leí en algún lado que la vida te da un camino bueno y otro malo, que nosotros debemos elegir cuál de los dos seguir… Pensamiento binario que te sigue dando solo dos opciones, ¿Por qué no tomar la herramienta necesaria para abrir el camino deseado? ¿Por qué no generar otras opciones?... No puedo negar que hace un tiempo no tan lejano, fui parte de aquel pensamiento que te daba solo dos opciones, también me las daba yo, ahora entre reflexiones y experiencias digo, ¿Por qué no darse aquel gusto de aprender de otra forma? ¿Por qué no darse al cuerpo lo que pide?... Ya que puede llegar a ser muy placentero y si no lo es sencillamente se deja de hacerlo o se le hace de otras formas y se continúa explorando cada vez más y más posibilidades, hasta donde el cuerpo mismo te lo permita, o como se dice en las fiestas familiares… Hasta que el cuerpo aguante…¬

Jorge Santana,
Carpintersex.